HONDURAS
Honduras es el hogar
de todos los soñadores,
vergel de sueños y flores,
tierra de amor y cantar.
Montaña azul y pinar,
historia heroica y rocera,
la unidad es su bandera y
Morazán su soldado
y él puso como un cruzado
estrellas en su bandera.
Tierras buenas como el pan
en el Aguan legendario
y en Occidente el santuario
de las Ruinas de Copán.
El Valle de Jamastrán
como una inmensa acuarela,
el bello Puerto de Tela,
Tegucigalpa de ensueño y en
las playas de Cedeño fulgor
de Patria que vuela.
San Pedro Sula sonora
con sus zorzales de plata
y el Yojoa que retrata
su campiña soñadora.
Choluteca encantadora,
La Esperanza y sus jilgueros,
Trujillo con sus veleros,
La Ceiba con sus jardines,
Yuscarán con sus jazmines
y Valle con sus esteros.
Santa Rosa es el diamante,
Ocotepeque el vergel,
y Juticalpa la miel
y Yoro el sol fulgurante.
Comayagua es deslumbrante,
Roatán un anhelar,
Puerto Lempira un altar,
y Gracias es el linaje,
Santa Bárbara el paisaje
y La Paz el cantar.
CARLOS MANUEL ARITA (Hondureño)
LA ORACIÓN DEL HONDUREÑO
¡Bendiga Dios la prodiga tierra en que nací!
Fecunden el sol y las lluvias sus campos labrantíos; florezcan sus
industrias y todas sus riquezas esplendan bajo su cielo de zafiro.
Mi corazón y mi pensamiento, en una sola voluntad, exaltaran su
nombre, en su constante esfuerzo por su cultura.
Número en acción en la conquista de sus altos valores morales, factor
permanente de la paz y del trabajo, me sumaré a sus energías; y en el
hogar, en la sociedad o en los negocios públicos, en cualquier aspecto
de mi destino, siempre tendré presente mi obligación ineludible de
contribuir a la gloria de Honduras.
Huiré del alcohol y del juego, y de todo cuanto pueda disminuir mi
personalidad, para merecer el honor de figurar entre sus hijos mejores.
Respetaré sus símbolos eternos y la memoria de sus próceres, admirando
a sus hombres ilustres y a todos los que sobresalgan por enaltecerla.
Y no olvidaré jamás que mi primer deber será, en todo tiempo, defender
con valor su soberanía, su integridad territorial, su dignidad de nación
independiente; prefiriendo morir muy veces antes que ver profanado su
suelo, roto su escudo, vencido su brillante pabellón.
¡Bendiga Dios prodiga tierra en que nací!
Libre y civilizada, agrande su poder en los tiempos y brille su nombre en
las amplias conquistas de la justicia y del derecho.
FLOYLAN TURCIOS (Hondureño)