El gobierno lo encabezó el Jefe de las Fuerzas Armadas, General Oswaldo López Arellano, que luego legitimó su poder a través de elecciones fraudulentas.  Su gobierno se caracterizó por una represión generalizada tanto en el campo como en la ciudad, que desembocó en la masacre de El Jute, un grupo de campesinos del Frente de Acción Popular.