En los años ochenta, el contexto social y político cambió radicalmente, el escenario social se tornó complejo y bélico, en Centroamérica se vivió, con un saldo espeluznante de muerte y destrucción, la llamada “Guerra de baja intensidad” que fue una de las formas que adquirió la “Guerra Fría” en la región; en realidad no hay guerras de baja intensidad, toda guerra es una forma de quitarle intensidad a la vida.

Este contexto que explicamos de manera muy sucinta, cruzó todo el accionar social y cultural de la región, era imposible que la crisis no tocara al arte y sus agentes los artistas. La literatura, la música, el teatro, las artes visuales y toda expresión artística, se comprometió en un proyecto que exigió decisión y compromiso; el arte se adhirió a un programa de libertad social sustentado en ideales de soberanía, independencia y respeto a la autodeterminación de los pueblos. Los artistas se convirtieron en la expresión cultural de una Centroamérica libre de la opresión imperialista; los sueños de libertad de los grandes héroes de la lucha anti colonial y neocolonial se instalaron entre los trabajadores del arte y la cultura.

En el campo de las artes visuales se asumió un arte de compromiso en el cual tuvieron mucho peso los contenidos de tipo político e ideológico, la iconografía de la época estuvo cruzada por alambres de púa, cascos militares, cráneos, calaveras, cruces, balas, machetes, rifles, clavos y toda una parafernalia de signos que aludían al combate social desde el arte.

Los artistas que habían pertenecido al Taller de la Merced profundizaron su compromiso político pero ya no como Taller sino de manera individual, destacan en ese arte politizado y de mucho compromiso social Víctor López, Ezequiel Padilla, Virgilio Guardiola, Aníbal Cruz y Dino Fanconi, todos ellos ex mercedarios, pero además aparecen nuevas figuras como Delmer Mejía y Dagoberto Posadas con una gráfica sustentada en el grabado, el grabado se convirtió en un poderoso medio de propaganda política en esa década, que también se le conoce como “Década perdida”, es de valorar la escultura social de Obed Valladares.

Espíritu contemporáneo del arte en Honduras

Con las limitaciones que presenta nuestra bibliografía plástica, es importante destacar el hecho de que en ella ha sido documentada ampliamente nuestra producción plástica moderna, en cambio, la documentación sobre el arte contemporáneo aún se encuentra dispersa, aunque en el 2007 apareció el texto “Contra punto de la Forma” escrito por Carlos Lanza y Ramón Caballero y en el año 2011, apareció el Texto “La otra tradición” escrito por Adán Vallecillo y Ramón Caballero que han contribuido mucho a articular un discurso crítico sobre las nuevas experiencias en las artes visuales contemporáneas.

Se puede afirmar que los lenguajes llamados “contemporáneos surgen a partir de los años noventa, específicamente desde 1995 cuando irrumpen el escenario artístico Santos Arzú con la Obra “templo en Ruinas y Bayardo Blandino con la obra “Epístola Fragmentada”.

 El arte que había caracterizado a la época de los 80, entró en crisis como producto de los cambios sucedidos en el mundo después de la caída del muro de Berlín, entramos a lo que se puede llamar desideologización del arte. Entiéndase que no estoy diciendo que el arte de los 90 por ser contemporáneo carecía de ideología, lo que sucede es que si en los 80 el arte estaba subordinado a una función fundamentalmente política, en los 90 asistimos a un arte donde prevalece el polo estético, articulado alrededor de una premisa: el arte como lenguaje.

El arte visual contemporáneo avanzó en universalizar nuestro discurso, dejando atrás la estampa local y folklórica que había caracterizado a la plástica nacional, dando paso a una participación más activa en importantes espacios de circulación internacional, tales como bienales, exposiciones itinerantes y adquisiciones de obras hondureñas para museos de renombre.

Nuestros artistas han indagado o experimentado en los diferentes géneros visuales: pintura, escultura, grabado, fotografía, video arte, instalaciones, pero, estamos hablando de géneros y no de corrientes.

Uno de los hechos históricos más destacables de finales de la década del 90 fue nuestra primera participación en la bienal más antigua del mundo, me refiero a la Bienal de Venecia del año 1999, el primer artista en participar fue Santos Arzú Quioto con la obra “Hora intermedia”

Dentro del grupo de artistas que se pueden llamar contemporáneos es necesario identificar a quienes se pueden considerar los precursores en los años 90: Bayardo Blandino y Santos Arzú. Otros nombres de singular importancia son: Regina Aguilar, Xenia Mejía y Alex Galo.

El siglo XXI traza nuevos caminos

Las primeras dos décadas de este siglo han sido productivas, hemos visto proyectos que se han movido entre la expresión de lenguajes que vienen de la tradición pero que han buscado renovarse en los lenguajes de la contemporaneidad, pero además hemos observado propuestas con un claro discurso contemporáneo en sus contenidos como en sus búsquedas formales. A continuación ofrecemos un perfil de estas propuestas y sus autores. 

En el año 2004 Celeste Ponce gana la Antología de las Artes Plásticas Y Visuales de Honduras con una instalación que ya ponía en evidencia la fuerza de los nuevos lenguajes me refiero a la pieza “Plaga Sos”; de igual manera, otra de las artistas que ha propuesto un arte trasgresor y muy contemporáneo en su lenguaje es Dina Lagos, su obra “Cariñositos y Mellizas con la que participo en la Bienal Hondureña de Artes Visuales del año 2008, es una muestra de ello, así mismo, su última exposición realizada el 28 de junio de 2017 en el Museo de la para la Identidad Nacional (MIN) bajo el título “La culpa es de la flor” evidencia una artista madura y consolidada en su trabajo artístico. En el año 2004 el Taller de Artes visuales “El Círculo realiza la muestra “in/fronteras” en El  Salvador; Una pieza de naturaleza contemporánea que no puede quedar sin mención en la primera década del siglo XXI es “100% catracho” realizada en el año 2004 por Gabriel Galeano que representa las cenizas de los privados de libertad que murieron quemados en una de las cárceles del país; en el año 2006, Adán Vallecillo cura el proyecto “Bloque de Nieve”, proyecto que es presentado en el Museo de Arte y Diseño Contemporáneo, en San José Costa Rica, en ese evento participaron los artistas Darwin Andino, Cesar Manzanares, Medardo Cardona, Fernando Cortés, Nerlin Fuentes, Alex Galo, Dina Lagos, Leonardo Gonzales, Alejandra Mejía, Hugo Ochoa, Celeste Ponce y Jorge Oquelí y Lester Rodríguez. Una pieza paradigmática de este siglo es la escultura “El destino del Objeto o rituales de transparencia” de Alex galo en la que experimenta con barro y vidrio, con esta pieza obtiene el Premio Único de la Antología de las Artes Plásticas y Visuales de Honduras del año 2006. Byron Mejía siendo pintor, incursiona en el arte objeto y produce una de las obras conceptuales mejor logradas en la década, la pieza se titula “Toys” realizada en el año 2006.  Adán Vallecillo sorprende en el año 2007 con la obra Placebo, una escultura con neumático y válvulas vulcanizadas, con esta pieza obtiene el premio único de la “Antología”. Una muestra trascendente en el año 2007 fue “Los errantes de Santos Arzú Quioto, una obra escenográfica de naturaleza abstracta.

 En el año 2008 un artista hondureño residente en panamá confirma su experiencia y calidad, nos referimos a Nahún Flores quien expone la obra “Maneras inofensivas de decir aquí estoy”.

Otros trabajos de gran valía en este siglo son la muestra de Lester Rodríguez “2000 barcos de combate” realizada para la 10 Bienal de la Habana, Cuba, celebrada en el año 2009; así mismo, en esa Bienal Adán Vallecillo participa con una de las obras más emblemáticas del arte contemporáneo hondureño, la obra se titula Cacérólica.

En el año 2013 Santos Arzú presenta la alfombra en el MIN, una obra monumental que es el preludio de “Sudarios y centinelas” que exhibió en el 2017 en La Galería Nacional de Arte y anticipa también la obra “El regreso de los errantes” que presentó en septiembre de 2017 en el marco del Proyecto “Tránsitos: entre la tradición y lo contemporáneo” realizado en el CAC. El proyecto tránsitos tiene la particularidad de haber reunido artistas de dos generaciones, la que comenzó a renovar la tradición en los años noventa y algunos artistas que han propuesto su trabajo con nuevos y diversos lenguajes artísticos en este siglo, bajo la curaduría de Carlos Lanza se reunieron artistas Armando Lara, Santos Arzú, Bayardo Blandino, Jorge Restrepo, Nahúm Flores, Regina Aguilar, Xenia Mejía, Celsa Flores, Alex Galo, Darvin Rodríguez, Samuel Erazo, Luis Landa, Byron Mejía y Miguel Romero..

Desde el año 2014, se da un hecho trascendente: la UNAH retoma su Bienal, las dos ediciones anteriores habían sido en 1989 y 1991, pasaron 23 años para que esta Universidad volviera a poner en marcha este evento, es así que en el año 2014 se realiza la III Bienal y en el año 2016 se desarrolla la IV bienal de la UNAH.