De todos ellos, Pablo Zelaya Sierra es considerado por la crítica hondureña, el pintor insigne de la plástica nacional, fue él quien escribió el primer manifiesto de la pintura hondureña bajo el título “Hojas escritas con lápiz”. Nació en el pueblo de Ojojona, Francisco Morazán, el 30 de octubre de 1896. Viajó a San José, Costa Rica, y allí, a través de la recién organizada Asociación Nacional de Maestros de Enseñanza Primaria, obtiene una plaza para trabajar como docente en el apartado pueblo de Nicoya; posteriormente el señor Joaquín García Monje y don Marco A. Zumbado interponen sus influencias diplomáticas para lograr que el gobierno de Honduras le conceda al joven artista, una beca para realizar estudios en España, país al que llega en 1920. Es alumno de Daniel Vásquez Días, que sin lugar a dudas es el forjador de la posterior generación de la vanguardia española, recibiendo además, la influencia de Juan Gris, que proclama el cubismo y agrupa la generación de Picasso, Braque, Stein y otros que vendrán después. Entre sus obras más conocidas destacan “Las monjas”, “Dos muchachas”, “Niña de las rosas”, “Hermano contra hermano” y otros. Zelaya Sierra murió el 6 de marzo de 1933 a la edad de 36 años.