En la Constitución de 1825, la primera del Estado de Honduras, se establece que sus límites serán aquellos que tenía al Obispado de Honduras. Se aplica el uti possidetis iuri – o sea lo que entonces tenías tienes ahora- para definir las dimensiones del país, principio que fue de mucha utilidad en los diferendos entre las nuevas naciones.
Con Nicaragua, un Laudo de su Majestad el Rey de España Alfonso XIII fijó la frontera con Honduras, si bien Nicaragua sólo reconoció parte del Laudo debiendo Honduras acudir a la Corte Internacional de la Haya, la cual en 1960 ratificó el Laudo arbitral
Con Guatemala, una Comisión Técnica Mixta estableció en 1931 los límites entre ambos países, aunque Honduras perdió en este fallo la margen occidental del río Motagua.
Con El Salvador, la misma Corte Internacional de la Haya emitió en 1992 la delimitación de los llamados “bolsones”, correspondiéndole a Honduras la mayor parte del terreno en Tepangüisir, Cayahuanca, Sasalapa, Nahuaterique, Dolores y Goascorán pero ratificando la reclamación salvadoreña sobre la isla de Meanguera.
Así completó Honduras la espinosa tarea de delimitar sus tres fronteras terrestres, siendo el único país centroamericano que posee tres líneas fronterizas. En términos menos conflictivos se han venido negociando las fronteras marítimas que en el Caribe involucran a varias naciones como Belice, Cuba, Inglaterra, Jamaica además de Guatemala y Nicaragua.
El territorio hondureño abarca 112.492 kilómetros cuadrados. Es un país pequeño si se le comparar con países enormes como Canadá, Brasil o la misma Colombia pero tiene una superficie superior a la de otros países centroamericanos y a la de connotados países como Holanda, Bélgica o Suiza. La fortaleza de una nación no depende de su tamaño sino de la convivencia democrática y la calidad de vida de sus habitantes.