El país desintegrado parece haber adquirido su fisonomía completa. Apenas en 1974 se concluía la carretera asfaltada entre Tegucigalpa, llamada la capital política, y San Pedro Sula, llamada la capital industrial, o sea, los dos principales puntos del país. La integración ha proseguido y la red vial ha avanzado, aunque persisten numerosas zonas sin acceso como la Mosquitia y aún zonas y poblados que quedan incomunicados por las lluvias. El proyecto más ambicioso y modernizador del momento es el llamado “canal seco” que por medio de una carretera sigue la vieja ruta del camino de Montejo para comunicar Puerto Cortés, considerado como el mejor puerto del litoral caribeño centroamericano y el golfo de Fonseca que se piensa estará sujeto a un régimen amigable al ambiente regentado por los tres países ribereños. Otro ramal vendría desde Trujillo hacia el centro y de Tegucigalpa al sur. Se espera canalizar por estas vías un volumen considerable de mercancías y un movimiento también considerable de unidades en tránsito. En ese momento podría decirse que se han vencido las condiciones negativas de la difícil geografía hondureña.