Los Mayas, siguiendo un proceso que abarcó todas las ciudades del período clásico, abandonaron en el siglo IX la Ciudad-Estado de Copán. Su lucha contra los conquistadores ocurrió tiempo después en Yucatán, adonde habían emigrado. Si bien no guardamos con ellos una vinculación genética, su herencia cultural es poderosa y parte inherente a nuestra identidad.
La dinastía de Copán tuvo 16 ajaws o señores. Su fundador fue Yax K’uk’ Mo´ el año 426 de nuestra Era, quien procedía de Guatemala. Casó, posiblemente, con la princesa de un señorío chortí que existía en el valle del río Copán. El período de mayor esplendor transcurre entre el décimo y el décimo tercer gobernante. Los mayas preservaban sus monumentos enterrándolos, empleaban algunos materiales para las subsiguientes construcciones y en ocasiones embalsamaban todo el monumento como fue el caso del maravilloso templo denominado “Rosa Lila”, conservado íntegro, construido por el décimo ajaw y que su sucesor Butz’ Chan mantuvo como su recinto religioso predilecto. A la obra de estos ajaws se añade la de Humo Jaguar, el duodécimo rey quien gobernó durante más tiempo la Ciudad Estado y murió de avanzada edad. Los límites se expandieron abarcando todo el cauce del río hasta La Entrada y las montañas adyacentes, marcándose con estelas el punto de extensión de dichos límites. Entre tanto, la población sobrepasaba los 20 mil habitantes.
Uno de los más distinguidos en los anales es el décimo tercer rey, llamado 18 Conejo (Uaxaklaju’n U B’aah K’awiil) quien delineó y levantó las estelas de la Gran Plaza del Sol (que aún contemplamos) y adonde manifiesta los extraordinarios conocimientos desarrollados por los mayas de Copán en astronomía. Pero este rey tuvo un final lamentable al ser ajusticiado en la ciudad de Quiriguá (hoy en Guatemala) el año de 738, luego que esa ciudad, que había sido tributaria de Copán se sublevó, lo derrotó y lo hizo decapitar. En tiempos posteriores comienzan a notarse signos de crisis, por guerras entre ciudades y aún fisuras en la clase gobernante. Son muy de mencionar posteriormente la imponente Escalinata Jeroglífica con más de 1250 bloques inscritos que fue dedicada por el décimo quinto gobernante Humo Caracol y el elegante Altar Q dedicado por su sucesor Yax Pasaj que representa las figuras de los gobernantes previos y la suya a partir del Fundador de la dinastía. Copán, con este gobernante parecía tener aún gran fortaleza cultural; sin embargo a partir del siguiente ajaw se deja de levantar estelas y de construir monumentos y la dinastía maya llega a su final.
El abandono de Copán, en 822, se ha prestado a muchas interpretaciones: guerras entre ciudades, sublevaciones de campesinos, epidemias, en la actualidad priva el concepto que el deterioro ecológico tuvo el mayor peso. La población llegaba a las 30 mil personas, los gastos para construcciones monumentales consumían más y más recursos del bosque, la salud empeoró sin olvidar posibles incidencias de inundaciones o huracanes y también el fenómeno generalizado de traslado desde las ciudades mayas de las tierras altas hacia Yucatán. Copán pasó a ser una leyenda.