I. INTRODUCCION GENERAL

              La identidad nacional se nutre de la memoria histórica. No se puede comprender o amar un país si se desconoce su pasado. Mientras más fuerte es el sentido de historicidad de un pueblo, de que pertenece a un pasado común, más sólida es su identidad nacional y  más fuerte su capacidad para enfrentar los retos que le depare el destino. A su vez, la acumulación de experiencias colectivas a lo largo de los siglos sólo adquiere significado y trascendencia cuando se convierte en memoria escrita, ya que es así como la memoria se hace permanente y durable.

            La preservación de la memoria histórica debe ser una misión de Estado, ya que

las sociedades y los individuos necesitan satisfacer sus reclamos primarios de procedencia y pertenencia. La conciencia de compartir un pasado común, es la clave para legitimar nuestro sentido de unidad y trascendencia, es decir, de enorgullecernos por lo que han realizado nuestros ancestros y de confianza en nuestro porvenir como nación.

            Son estos conceptos los que han inspirado la creación de este Museo. Este Museo ha sido concebido para fortalecer nuestra identidad nacional. Desea motivar el interés por el estudio y la cultura de Honduras, exaltar los valores nacionales, y promover el sentimiento de orgullo de ser hondureño. La sociedad hondureña es la suma de realizaciones y valores acumulados a lo largo de los siglos y es el conocimiento de ese proceso lo que legitima la defensa de nuestra conciencia nacional.

            De esa manera, este Museo tiene el propósito de renovar la conciencia histórica del hondureño para que, al recorrer sus salas, se sienta estimulado a pensar históricamente, creándole un nuevo y más fuerte sentido de historicidad.

            Para conseguir ese propósito, en este Museo se destacan los valores singulares que han jalonado nuestro pasado común, explicando cada uno de nuestros procesos históricos dentro del contexto regional o mundial y destacando lo inmensamente rica que es nuestra historia.

            El recorrido del museo se ha dividido en tres grandes áreas temáticas:

I. La tierra hondureña: en busca de una identidad geográfica nacional

II. La formación histórica de una nación, donde se destacarán los hitos históricos que han jalonado nuestro pasado

III. Honduras eres tú, donde se destacan los componentes étnicos y culturales que han conformado y conforman nuestra identidad nacional

 

1. SALA DEL SURGIMIENTO GEOLÓGICO DE HONDURAS

 

II. TITULO: LA TIERRA HONDUREÑA, EN BUSCA DE UNA UNIDAD GEOGRÁFICA NACIONAL

 

PANEL 1. CUANDO HONDURAS NO EXISTÍA

            Hace 250 millones de años, la futura Honduras quedaba en otra latitud  y su territorio no era reconocible en la gran masa terrestre del super-continente Pangea. Hace 140 millones de años, al final del Jurásico, Pangea  empezó a fracturarse. Primero, Norte América se separó de Europa, el norte de África y Sur América. Esto dio origen al naciente Atlántico, que se comunicaba directamente por el Pacífico por el corredor marino donde se localiza actualmente Centroamérica.  África y Sur América aún permanecían unidas, pero también empezaban a separarse.

            Al sur de Norte América quedaba México, extendiéndose hasta Yucatán (o “Bloque Maya”),  formando una península a la que estaba unida la futura Honduras, pero que lentamente se fue también separando por la sutura del valle de Motagua, en la zona fronteriza con Guatemala. Más al sur surgían islas volcánicas en constante agitación.

            A fines del Cretáceo, hace 80 millones de años, el Océano Atlántico se fue ensanchando y África y Sur América empezaron a separarse. También empezó a separarse de la península de Yucatán la futura Centroamérica a partir de Honduras (conocida como “Bloque Chortí”).

            Hace 65 millones de años, una porción de tierra fue desplazándose hacia el noreste para formar más tarde Cuba, Jamaica, Haití y Santo Domingo. Hace entre 65 y 40 millones de años, a fines del período Eoceno, surge al sur de la futura Centroamérica un arco volcánico continuamente activo que se desplaza hacia el sureste.

 

PANEL 2. NACIMIENTO GEOLÓGICO DE HONDURAS Y DEL ISTMO CENTROAMERICANO

            Al comienzo del Mioceno, hace 20 millones de años, existía un corredor marino entre el archipiélago volcánico centroamericano y Sur América, impidiendo la comunicación de la fauna terrestre entre ambos hemisferios. Hace 12 millones de años Centroamérica continuaba desplazándose hacia el Este, hasta  colisionar con Sur América. Esta poderosa fuerza de colisión ocasionó la arrugada característica del montañoso paisaje  hondureño. El Celaque, el pico más alto de Honduras, y la cadena montañosa de la que forma parte y que se extiende por el Oeste hasta el Norte, son una formidable evidencia geológica de este proceso.

            En ese momento, a consecuencia del surgimiento del istmo centroamericano, empezaron a dispararse profundos cambios en ambos océanos que aún continúan. Durante el siguiente millón de años, aparecen islas en la parte sur de Centroamérica con gran variedad de hábitats costeros y marinos, que contribuirían a restringir la circulación entre el Caribe y el Pacífico. Ambos mares se iban haciendo cada vez más diferentes.

 

PANEL 3. LA FORMACIÓN GEOLÓGICA DE CENTROAMÉRICA SE COMPLETA

            En esa época se produjo además otro gran cambio climático al empezar a crecer la capa de hielo del Antártico y descender la temperatura de los mares.  Entre hace 6 y 3 millones de años, nuevos cambios dramáticos regionales aparecieron, culminando con el cierre final de la barrera entre el Pacífico y el Caribe, y el comienzo de una Era glacial. Debido al enfriamiento de los mares, hace 4 millones de años, el nivel de las aguas descendió. Las aguas más profundas alrededor del archipiélago centroamericano eran de apenas 50 metros de profundidad. (En los últimos 20,000 años, al irse derritiendo los glaciares,  los mares han ascendido unos 135 metros sobre el nivel que tenían hace 3 millones de años). 

            Al descender los mares, hace 3 millones de años, las islas del archipiélago se hicieron más extensas y la barrera centroamericana se cierra completamente, uniendo el sur y el norte del hemisferio. Centroamérica convertía a América en una unidad continental.

 

PANEL 4.

CONSECUENCIAS MUNDIALES DEL SURGIMIENTO DE HONDURAS Y DEL ISTMO CENTROAMERICANO

            El surgimiento del istmo centroamericano, hace 3 millones de años, afectó profundamente el clima mundial. Antes de que esto ocurriera, la fuerte corriente ecuatorial del Atlántico fluía a través del Caribe directamente al Pacífico. Al levantarse el istmo centroamericano, esta corriente se desvió hacia el norte, convirtiéndose en la actual Corriente del Golfo de México. Esta corriente arrastra agua cálida de los trópicos hacia las latitudes árticas, calentando y haciendo más habitable los mares del Norte. Sin esta corriente, los puertos europeos permanecerían congelados durante el invierno. Gracias a esa corriente fue posible la Civilización Occidental.

            A la vez, la corriente del Golfo de México creó mayor humedad atmosférica, que al transformarse en nieve, dio origen a los glaciares  en los últimos 2.4 millones de años (cuyos ciclos de calentamiento interglaciar y enfriamiento aún continúan). Este clima frío y seco contribuyó a que grandes zonas boscosas de África se convirtieran en sabanas. De esa manera, los primitivos homínidos comenzaron a descender de los árboles para empezar a caminar erguidos en las planicies, dando nacimiento al Homo Sapiens Sapiens. Así, el surgimiento del istmo centroamericano cambió totalmente el ambiente y la historia de la humanidad.  Sin Honduras y sin Centroamérica, el ser humano no existiría.

 

PANEL 5. EL CORREDOR CENTROAMERICANO Y EL INTERCAMBIO DE LA FAUNA CONTINENTAL

 

            Al completarse la formación geológica de Centroamérica, hace 3 millones de años, y crearse un puente terrestre en el continente americano, se inició una migración masiva de animales terrestres de sur a norte y viceversa, que habían estado separados por millones de años. Este intercambio tuvo un impacto biológico de consecuencias revolucionarias, cambiando profundamente la historia de la fauna terrestre del continente. En  Yeracote, Olancho, Gracias y Humuya, se han encontrado fósiles que recuerdan este Gran Intercambio Biótico, en el que se mezclaron vertebrados de ambos hemisferios. En el Mioceno, hace de 10 a 8 millones de años, ya aparecen alrededor de Gracias evidencias de vertebrados de Norteamérica: caballos de tres dedos, mastodontes, camellos, rinocerontes, pecaríes, venados enanos, perros.

            Hace 8 millones de años, en el Mioceno tardío, cuando los mares que rodean Centroamérica son cada vez menos profundos, empiezan a aparecer los primeros heraldos de la fauna suramericana. Dos tipos  de perezosos gigantes (eremoterios) que eran exclusivos de Sur América, aparecen en Centroamérica y Norte América. A su vez mapaches originarios de Norte América ya se encuentran tan lejos como Argentina.

            En el Plioceno tardío (hace 3millones de años) se produce la culminación de este proceso, mezclándose vertebrados de ambos hemisferios, que continúa en el Pleistoceno. A partir de entonces, gran número de emigrantes aparecen en abundancia en ambos lados de la gran barrera.  La enorme ave Titanis, un predador de hasta 4 metros de altura, migró desde Sur América hasta Texas y Florida, siguiendo a una de sus presas preferidas, el glyptodonte, un armadillo gigante de 3 metros de largo y gran caparazón.  En su migración el Titanis recorrió hasta 10,000 kilómetros de distancia.

            El perezoso gigante, de 6 metros de altura también emigró desde sur hacia Centro y Norteamérica. También emigraron en esta época desde Sur América hasta el sur de California y el sur de Arizona, el puercoespín, los capibaras; el perezoso gigante, o milodonte, llegó hasta las costas de Norte América y Alaska. También del Sur emigró el toxodonte, un tipo de rinoceronte.

            También en el Plioceno tardío, hace 2.4 millones de años,  emigraron del norte hacia el sur los felinos como el tigre diente de sable, venados, llamas, osos y tapires y otras especies extintas como los mastodontes, los caballos y los elefantes. 

            En sus migraciones, todos estos animales dejaron su rastro por Centroamérica. En Honduras se han encontrado numerosas dentaduras y fósiles de esa época, tanto de la megafauna terrestre  como de animales marinos. Cerca de Gracias existe una montaña conocida en lengua lenca como Monte Tepusunca, o Cerro de Gigantes, en alusión a los numerosos fósiles de la megafauna que se han encontrado y siguen encontrándose, pero que esperan ser estudiados científicamente.