Las primeras incursiones con el propósito de apropiación del istmo Centroamericano por parte los conquistadores españoles, provienen tanto del norte como del sur. En 1523, desde México central, Hernán Cortés en­vió a su capitán Pedro de Alvarado, posteriormente le siguieron otras incursiones incluyendo la del propio Cortés. Aun antes que Alvarado, desde Panamá, fuerzas expedicionarias españolas habían incursionado en la parte sur-oriental, como sucedió con Gil González de Ávila, quien llegó a Costa Rica en 1522. La tercera ruta de la Conquista se inició desde México y las Antillas hacia la costa atlántica de Honduras.

En este territorio confluyeron y lucharon entre sí conquistadores procedentes de Nicaragua, México, Guatemala y Santo Domingo. Por la costa del Pacífico, se recordará que Andrés Niño llegó al Golfo de Fonseca en 1522. Gil González, quien se refugió en Santo Domingo para escapar de Pedrarias Dávila, orga­nizó desde allí otra expedición de conquista y arribó a principios de 1524 a la costa norte de Honduras, en un intento por apoderarse de Nicaragua.

Otros españoles arribaron en el mismo año, tanto para dominar el territorio como para buscar una ruta fluvial entre el Atlántico y el Pacífico. Así, desde México, Hernán Cortés envió a su capitán Cristóbal de Olid, en seguida manda a Francisco de las Casas y, en 1525, Cortés mismo llega por tierra a Honduras.

 En la afanosa búsqueda de “el estrecho Dudoso” que comunicaba según su imaginario la Mar del Norte con la Mar del Sur, lo que Colón sin éxito lo había buscado, desde Nicaragua, Hernández de Córdoba envía a Her­nando de Soto  a explorar en dirección noroeste, “ ese paso natural”  hacia el Caribe».

Pero en la región de Olancho, en Honduras, se enfrentaron a las fuerzas de Gil González y luego se retiraron: Hernan­do de Soto hacia Nicaragua y Gil González en dirección al Golfo de Honduras. La lucha por el control de Honduras continuó mientras tan­to entre las fuerzas opuestas enviadas por Cortés y las de Gil González.