Teresa Victoria Fortín Franco, conocida como Teresita Fortín nació en Tegucigalpa el 17 de noviembre de 1885 y murió el 19 de enero de 1982, a la edad de 97 años. A esta mujer le tocó vivir los duros días de las continuas guerras civiles. En cierto periodo se dedicó a la docencia infantil y allí descubrió su vocación por las artes. Al principio, sin dirección alguna, realizó múltiples tanteos, fue del dibujo a la pintura acuarela y del modelado a la escultura. En la década de 1920 conoce al maestro italiano Alessandro del Vecchio, maestro de arte que había sido contratado por el Obispado hondureño para restaurar algunas obras de la pintura colonial dañadas por el paso del tiempo; con este maestro, a quien ayudó como voluntaria, entró en el mundo de la forma y del color y tuvo el pensamiento de buscar una realización plena en el ejercicio pictórico. Este periodo coincide con el retorno a Honduras del pintor Zelaya Sierra quien la forma académicamente. Ya en la década de los cuarenta, con la fundación de la Escuela Nacional de Bellas Artes, ingresa como maestra a la misma. En 1958 es reconocida como una buena pintora de flores y paisajes. En 1972 resurge como la gran cronista de la pintura hondureña, trabaja una colección de treinta lienzos que expone en la Galería de la Editorial Nuevo Continente, fundada por la intelectual hondureña Leticia de Oyuela. La exposición fue titulada “El tiempo pasado”. En 1976 vuelve a aparecer con una colección de cuarenta lienzos  la que llevaba por nombre “Mi vida”. A Fortín Franco se le conoce como la más importante artista naif de Honduras.