En 1877 el gobierno de la Reforma estableció el telégrafo, dos años después se colocó el primer cable submarino, en 1891 se instaló el primer teléfono y en 1921 se introdujo la radiotelegrafía. Concretamente, el telégrafo llegó a convertirse en el más inmediato medio de comunicación utilizado por los gobernantes que nunca habían tenido permanentes contactos con los funcionarios regionales y lo mismo ocurrió con las personas particulares para cursar todos sus mensajes cotidianos. En la escuela, una obligada tarea era la de aprender a redactar un telegrama. Con el modelo desarrollista, iniciado en 1950, el Estado adquirió una mayor injerencia sobre antiguas instituciones como los municipios, así como sobre las nuevamente creadas o consolidadas. Se estableció en 1976 la Empresa Hondureña de Telecomunicaciones (HONDUTEL). Comenzó con buenos augurios y expectativas, pero cayó en un irrecuperable déficit económico debido a exceso de personal, onerosos contratos colectivos, politización e incapacidad para modernizarse con nuevas tecnologías. Con la modalidad neo-liberal se abrieron las puertas a otras empresas, usualmente del exterior, que prontamente captaron la masa poblacional y proporcionaron servicios de internet y cable a la vez que popularizaron el teléfono móvil. Se estima a la actualidad que 1 de cada 2 hondureños se comunica por medio de estos novedosos teléfonos móviles, que son un signo ya ligado a la vida urbana.