El teórico y dirigente Céleo Arias escribió, en 1890, un extenso manifiesto titulado “Mis Ideas”, compendio de los conceptos liberales del siglo. Dicho escrito, habiendo fallecido su autor, fue tomado por Policarpo Bonilla en 1891 como base de los postulados del Partido Liberal de Honduras que fundó en ese año. Los movimientos armados de Policarpo Bonilla lo condujeron a la Presidencia de la República y a emitir en 1894, una Constitución muy progresista en la cual, entre otros principios se introdujo la abolición de la pena de muerte.
Otros partidos, desprendidos usualmente del Partido Liberal y con ideas liberales intentaron formarse como el Partido Progresista auspiciado por Ramón Rosa y el General Luis Bográn. La agrupación que por momentos ganó más consistencia fue el Partido Democrático Nacional alredor del General Manuel Bonilla que se debilitó a su muerte en 1913. Para las elecciones de 1923 miembros de esta organización y disidentes del Partido Liberal se presentaron como Partido Nacional bajo el liderato de Tiburcio Carías Andino. A partir de entonces quedaron constituidos los dos partidos tradicionales de Honduras: Liberal y Nacional, que luego de enfrentamientos armados cada vez más cruentos fueron sofocados al acceder a la Presidencia Carías Andino y su partido sin darle libertades ni concesiones a la oposición. Carías gobernó de 1933 a 1948.
En tiempos más recientes y como proclama de unidad frente al ataque salvadoreño de 1969 surgió un tercer partido, primero como Movimiento Cívico de Unidad Nacional para transformarse en Partido de Innovación y Unidad Nacional, participando, por primera vez, luego de un lento proceso de inscripción, a partir de 1978, en las elecciones para la Asamblea Nacional Constituyente en 1981. De forma paralela e inspirados en la doctrina social de la Iglesia, renovada a partir del Concilio Vaticano II, y en los movimientos social cristianos que en Honduras lograron gran aceptación entre los campesinos se formó como partido político la Democracia Cristiana de Honduras, inscrita ante el Tribunal Electoral en 1980.
El rompimiento del bipartidismo, si bien no tuvo repercusiones extraordinarias amplió la gama de oportunidades y alentó a un electorado más consciente. Para las elecciones de 2017 están inscritos 10 partidos políticos para participar en la justa electoral, pudiendo haber candidaturas independientes y contando con la separación de papeletas para las autoridades municipales. Todo el proceso cae bajo la responsabilidad del Tribunal Supremo Electoral y suele ser observado por entidades privadas nacionales y por delegaciones independientes o de gobiernos de otros países y por instituciones internacionales.