PANEL 2 (B) EL COLAPSO DEL MUNDO MAYA
Cuando los europeos llegaron a Honduras, la civilización maya ya había desaparecido y Copán se encontraba abandonado desde hacía 700 años. Todo lo que quedaba de esta gran ciudad estaba en ruinas y devorado por la selva. El colapso de Copán y de la civilización maya se produjo en un lapso temporal muy corto, casi repentinamente. Tras el derrumbe, los pobladores mayas se dispersaron, y su cultura se degradó hasta regresar a los niveles de la Playa de los Muertos, es decir un retroceso al grado en que se encontraban hace 1,700 años.
Se han propuesto varias teorías para explicar este extraño fenómeno. La teoría más aceptada, y de hecho la más vieja pues se propuso por primera vez en 1921, es la de orden ecológico, enriquecida con sucesivos hallazgos arqueológicos y geológicos: la excesiva deforestación, y la explotación de la tierra basada en el sistema de roza y quema (para cultivar maíz y frijoles sobre todo), llevaron los recursos agrícolas al límite. También en los cultivos se aplicaron la milpa y las terrazas, pero el ecosistema maya eran frágil y de lluvias impredecibles, de modo que no pudo resistir la presión acumulada de tantos siglos. Los suelos se agotaron, los aguaceros torrenciales erosionaron la capa vegetal, y empezó a escasear la leña. La tierra sencillamente ya no podía seguir alimentando a una densa población, sobre todo la de concentraciones urbanas como Copán. La agricultura había llegado a un punto crítico y un ciclo de sequías en los siglos VIII y IX a consecuencia de El Niño dieron el golpe de gracia.
Más recientemente se ha señalado como principal causa del desastre ecológico la explotación abusiva de los bosques vírgenes para leña con objeto de usarla en la preparación de la cal, que cada vez en mayores cantidades demandaban las crecientes grandes construcciones de la élite.
A mediados del siglo XX, se propuso una tesis muy atractiva, y más del gusto de los que aceptan la teoría de que los conflictos de clases son el motor de la historia, según la cual, la causa del colapso estuvo en el estallido de conflictos políticos internos y en la confrontación entre la élite gobernante y el pueblo. Pero esto en realidad podría haber sido consecuencia de la crisis ecológica y de las hambrunas y el malestar subsiguientes, que a la vez motivaban mayores presiones de los señores mayas sobre su pueblo. El desastre natural y la caída de la civilización no podían llegar sin turbulencias y guerra. Por otra parte, las masas, debilitadas por el hambre y la escasez, pudieron ser fácil presa de epidemias devastadoras que arrasarían con la población, lo que además las hacían vulnerables a invasiones enemigas.
La tesis ecologista, la de la crisis política interna, la de las epidemias o de las invasiones, no son necesariamente excluyentes, aunque durante muchos años era así como se formulaban. Pero cada vez ha cobrado más fuerza la tesis de la catástrofe ecológica. En efecto, hay pocas dudas de que las sequías provocadas por El Niño jugaron un importante papel en el desastre. De hecho, todas estas tesis se complementan, siendo la primera causa de las otras y todas juntas causales del derrumbe final. Los desastres naturales, y las crisis sociales y políticas suelen combinarse y conducir a desenlaces fatales.
El hecho es que hacia el año 900 de nuestra Era, la civilización maya colapsó como un castillo de naipes y algunas de sus grandes ciudades, como Copán, se desintegraron en medio de la violencia y la guerra en muy poco tiempo; sus habitantes se dispersaron y empezaron a vivir en pequeñas comunidades con economías de subsistencia.
PANEL 2 (c ): DESCUBRIENDO COPÁN
ESTUDIOS SOBRE COPÁN EN EL SIGLO XIX
JOHN GALLAGHER
El primero explorador extranjero en visitar Copán en el siglo XIX fue el irlandés John Gallagher. Castellanizó su nombre a Juan Galindo tras enrolarse en 1827 como coronel del Ejército liberal de Francisco Morazán. Nombrado gobernador de Petén en 1831, recorrió extensamente el territorio maya, desde Palenque hasta Copán, publicando en 1836 un detallado informe para la Sociedad Anticuaria Americana de Worcester, Massachusets, en el que proponía conclusiones sorprendentemente certeras sobre la civilización maya, que no llegaron a verificarse hasta cien años más tarde, como sugerir que los nativos locales eran descendientes de los constructores de Copán, que las inscripciones encontradas expresaban la fonética de la lengua usada localmente, o que las pirámides eran tumbas de los gobernantes. Lamentablemente su informe carecía de ilustraciones, Gallagher murió ejecutado en 1840 tras el derrocamiento del régimen liberal centroamericano.
JOHN LLOYD STEPHENS
Pero no fue hasta 1839-1841, cuando John Lloyd Stephens empezó a estudiar las ruinas y divulgar sus maravillas en su célebre libro, con las ilustraciones de Catherwood, que el mundo occidental empezó a conocer el aspecto de las estelas, y monumentos de Copán y de otros conjuntos monumentales mayas. Stephens propuso en su obra que el sistema de escritura maya del Códice Dresde era uno solo, basándose en la comparación que hizo de la parte superior del Altar Q de Copán con las Tablas de Venus del Códice de Dresde. La divulgación de su obra despertó un enorme interés por los mayas en la comunicad científica internacional.
ALFRED MAUDSLAY
De esa manera, inspirado en Stephens, llegó en 1877 por primera vez a Copán el arqueólogo aficionado inglés Alfred Maudslay (1850-1931). En 1885 obtuvo fotos y moldes de yeso de los monumentos, consiguiendo láminas de gran calidad, que empezó a publicar desde 1889 en fascículos en su obra Biología Centrali Americana, que contiene 200 placas con levantamientos topográficos. La extensa publicación de las inscripciones mayas contenidas en su obra preparó el terreno para los futuros estudios de grandes mayistas, como Sylvanus G. Mosley (1883-1948), J. Eric S. Thompson (1898-1975), Gordon Willey, Claude F. Baudez, Willian T. Sanders y muchos otros.
El DESCIFRAMIENTO DE LAS INSCRIPCIONES MAYAS
J. ERIC THOMPSON
Luego de muchos años de excavaciones arqueológicas en la región maya bajo la dirección de Sylvanus G. Morley desde 1915, bajo los auspicios de la Universidad de Harvard, el gran enigma que parecía imposible de resolver era el significado de las inscripciones mayas. Al proyecto de Morley se incorporó el inglés J. Eric Thompson desde 1925, quien hizo una contribución mayor al descubrimiento de los escritura mayas, cuando propuso que los textos de la Época Clásica estaban escritos en alguna forma fonética del cholano, que es uno de los componentes del maya y que derivó en el chortí de los mayas hondureños actuales.
TATIANA PROSKOURIAKOFF
Tatiana Proskouriakoff (1909-1985) nació en la Rusia siberiana y desde 1915 se radicó en Filadelfia, donde se graduó de arquitecta. Desde 1938 fue contratada como dibujante por Sylvanus Morley para que trabajar en su proyecto de Copán, con resultados tan notables que aún hoy no se han superado. Fue luego nombrada arqueóloga de planta en el proyecto e hizo aportaciones sustanciales en el desciframiento de los jeroglíficos mayas.
YURI VALENTINOVICH KNOROSOV
Pero fue el arqueólogo ucraniano Yuri Valentinovich Knorosov (1922-1999), quien logró el desciframiento definitivo de la escritura maya a partir de una publicación suya de 1952. Lo asombroso de su éxito es que todo el trabajo lo realizó en su oficina de San Petersburgo, sin ayuda mecánica o electrónica y sin haber visitado los sitios mayas: no viajó a Mesoamérica hasta el desmembramiento de la Unión Soviética. De manera concluyente Knorosov estableció que la escritura maya era logográfica, es decir, una combinación de logogramas que expresan fonemas, con unidades significantes de palabras, y que era de signos fonético-silábicos.
MÁS AVANCES EN EL DESCIFRAMIENTO DE LA ESCRITURA Y EL PASADO MAYA
Desde la década de 1970 se han realizado incesantes avances en el desciframiento de la escritura maya, gracias a las aportaciones de Linda Schele (1942-1998), Bertol Reise, George, Gene y David Stuart, Nicolai Grube y otros, quienes a partir de 1986 han descifrado la lista completa de los gobernantes de Copán, desde Yax Moh hasta Yax Pac, y descubriendo que los personajes del Altar Q son los gobernantes de la principal dinastía de Copán, sentados sobre los glifos que representaban sus nombres. Establecieron también que a las estelas los mayas llamaban Árbol de Piedra, que al acto de su erección y dedicación denominaban Plantar, y que tanto las estelas como los edificios y las plazas tenían nombre propios.
Se ha demostrado, asimismo, que los textos jeroglíficos de Copán, si bien están basados en datos del Calendario y la Astronomía, en realidad se refieren a la vida y acontecer de los gobernantes, e igualmente, que las espléndidas estelas de Copán son en realidad representaciones de sus gobernantes. Se han llegado a descifrar incluso los nombres de los artistas que ejecutaron las obras. Los arqueólogos William L. Fash y Ricardo Agurcia Fasquelle, por su parte, continúan realizando desciframientos de la escritura maya en sus frecuentes trabajos de campo en Copán. Agurcia es el descubridor de la estructura conocida como Rosalila, considerado el monumento más extraordinario de la Acrópolis de Copán.
Desde 1952, el gobierno de la República asumió la responsabilidad de preservar y administrar Copán, a través del Instituto Hondureño de Antropología e Historia, y desde 1975 empezó a auspiciar investigaciones arqueológicas que han enriquecido el conocimiento de su pasado, demostrando por ejemplo, que su crecimiento fue progresivo, y que la introducción de la escritura jeroglífica se estableció en el reinado de Yax K’uk Mo’ hacia el 400 de nuestra Era, cuando el poder real quedó unificado en un solo linaje. Estas investigaciones continúan y siguen revelando nuevas sorpresas.