PANEL 3 (a) EL CUARTO VIAJE DE COLÓN (1502-1504)
LO QUE COLÓN BUSCABA
Cuando Colón preparaba su Cuarto Viaje estaba obsesionado por encontrar un paso entre lo que consideraba un archipiélago y su meta final: las ricas tierras del Gran Kahn, en la legendaria China, y las islas de la Especiería, en las Molucas. Europa misma estaba convencida, como el propio Colón, de que las tierras descubiertas eran parte de Asia, y ya habían pasado diez años sin resultados ni mayores ganancias, pero sí muchos gastos y frustraciones. Lo encontrado era decepcionante: muy poco oro, los indígenas sólo interesaban como fuerza de trabajo, y las islas y tierra firme eran más bien un obstáculo en el camino hacia Oriente que, en ese momento, era el verdadero objetivo de los descubrimientos.
El propósito fundamental del Cuarto Viaje sería pues buscar un paso o estrecho de mar, y con ese finalidad Colón se encaminó directamente hacia Centroamérica, creyendo que por allí lo encontraría. Escribe su hijo Fernando: “La intención del Almirante [era] continuar aquella costa hasta dar con el estrecho, el cual tenía por cierto que debía existir hacia Veragua y Nombre de Dios”, en la actual Panamá. Otro objetivo primordial, según las órdenes de la Corona, era la búsqueda de oro, plata y perlas.
Acompañado por su hermano Bartolomé y su hijo Fernando, de 14 años, salió de Cádiz el 9 de mayo de 1502 con cuatro navíos de gavia de 50 a 70 toneladas, y 140 hombres, entre adultos y muchachos. Luego de hacer escala en las Canarias y las islas caribeñas de Matininó (Martinica) y Dominica, pasó frente a la isla de Santa Cruz, y por la costa sur de la de San Juan (Puerto Rico), para dirigirse hacia La Española, a fin de cambiar uno de los navíos, que navegaba mal. De allí siguió navegando por el Caribe, pasando por Isla de Pinos y Jamaica, hasta llegar a la isla Guanaja el 30 de julio de 1502.
COLÓN LLEGA A HONDURAS
Después de detenerse en Guanaja, Colón “siguió su intento de descubrir el estrecho de Tierra Firme, para abrir la navegación del sur, de lo que tenía necesidad para descubrir las tierras de la Especiería”. Desembarcó en la costa firme de Honduras el 14 de agosto, en un lugar que bautizó Punta Caxinas (Cabo de Honduras, en la bahía de Trujillo), donde se celebró la primera misa en territorio hondureño. Terminada la misa, la flotilla continuó por la costa y el 17 de agosto llega a la desembocadura del Río Tinto o Negro, donde se realizó la ceremonia de toma de posesión del territorio recién descubierto en nombre de los Reyes Católicos.
El 12 de septiembre de ese mismo año 1502, luego de recorrer la costa (que Colón bautizó Costa de Oreja), en dirección este y en sentido horizontal, y navegando durante ochenta y ocho días contra fuertes vientos y corrientes, Colón llega a un Cabo que bautiza Gracias a Dios. Según su hijo Fernando, Colón le dio este nombre en “memoria” de haber mejorado en ese punto las condiciones de la navegación. A partir de allí la costa se desviaba abruptamente hacia el Sur, lo que le habría hecho pensar a Colón que, por fin, había encontrado una isla, y tal vez el paso. “Y así a tientas [escribe su hijo Fernando] decidió seguir la vía del Oriente hacia Veragua y el Nombre de Dios, donde se imaginaba y creía que estuviese el estrecho referido”.
Para su decepción, sin embargo, no encontró isla ni pasaje marino, y la costa centroamericana, que fue examinando prolijamente, primero se dirigía hacia el sur y luego continuaba ininterrumpidamente hacia el este, hasta llegar al istmo de Panamá. Aquí encontró un ancla que poco antes había dejado Rodrigo de Bastidas, su primer descubridor, y quien había recorrido las costas de la actual Colombia. Esto dejaba bien claro que en todo el trayecto centroamericano, ni tampoco más al este, ya recorrido por Alonso de Ojeda, e incluso por el mismo Colón en su tercer viaje, existía el ansiado paso de mar.
PANEL 3 (b) LA BÚSQUEDA DEL PASO (1506-1513)
El Cuarto Viaje fue solo un fracaso parcial, pues si bien Colón no descubrió el pasaje marino que buscaba, en cambio encontró en Panamá ricos yacimientos de oro y, lo más importante, un estrecho de tierra, que podía cruzarse hasta llegar al otro mar haciendo un breve recorrido de solo cuatro o nueve días, según la ruta seguida. Si bien esto lo supo por los indios de Veragua, fue, de hecho, “el descubridor intelectual del Istmo”.
Aunque no era lo que se esperaba de este viaje, cuando Colón llegó a la Corte con estas noticias, debió producirse un gran revuelo, ya que muy poco antes había regresado Américo Vespucio de un largo viaje por las costas atlánticas de Sudamérica, donde se dio cuenta de que los vastos territorios que Colón y otros navegantes habían estado reconociendo desde 1492, correspondían a un mundo del que nadie en Europa había tenido noticia antes. Por primera vez se reconocía el hecho de que ese mundo no era Asia, ni las islas descubiertas pertenecían a la Especiería, y de que ese inmenso territorio era en realidad un Nuevo Mundo.
La combinación de estas dos sorprendentes noticias obligaron a España a revisar de raíz todo el programa de descubrimientos. Si ya no se trataba de un conjunto de islas que se interponían en el paso hacia Oriente, sino de un Continente desconocido e inmenso, y se había encontrado lo que parecía ser un estrecho de tierra o istmo por el que se podía cruzar para llegar al otro mar y de allí navegar hasta llegar a China, las Molucas y la India, lo razonable debía ser concentrar esfuerzos por ese istmo, y así se hizo.
A partir de 1508 se organizaron tres grandes expediciones para verificar los datos de Colón: una iría a la actual Colombia, y se nombró para ello a Alonso de Ojeda; otra iría a Veragua, en Panamá, al mando de Diego de Nicuesa; y otro grupo iría al mando de Juan Díaz de Solís y de Vicente Yáñez Pinzón, para recorrer las costas desde Cabo de Gracias, en Honduras, hacia Occidente. Todas fracasaron, pero de los restos de la expedición de Ojeda, quedó un grupo comandado por Vasco Núñez de Balboa, que encontró un paso para cruzar el istmo, y en 1513 llegó al Pacífico, confirmando de esa manera la existencia de una ruta para llegar a Oriente. Se cerraba una página y se abría otra nueva, llena de expectativas.
PANEL 3 (b) LA BÚSQUEDA DEL PASO Y EL DESCUBRIMIENTO DE HONDURAS POR EL PACÍFICO (1519-1521)
A partir del descubrimiento del Pacífico por Balboa, se concentraron en Panamá los esfuerzos colonizadores del Nuevo Mundo, y la corona española encomendó a Pedrarias Dávila el control de ese territorio mediante la fundación de ciudades estratégicas, sobre todo ciudades terminales para facilitar la comunicación de un mar a otro, y desde el Pacífico lanzar nuevas expediciones de descubrimiento hacia otras costas del nuevo Mundo o hacia el lejano Oriente. Siguiendo estos designios, Pedrarias fundó Panamá a orillas del Pacífico (1519) y Nombre de Dios (1520), como terminal en el Caribe. Al mismo tiempo, desde España salía la expedición de Magallanes, para hacer la circunnavegación de la tierra y para descubrir por el Pacífico una ruta hacia Las Molucas.
Mientras Magallanes navegaba por el Pacífico, desde el istmo de Panamá partía en 1521 la expedición náutica de Andrés Niño y Gil González Dávila para reconocer las costas de Centroamérica hacia el noroeste, cuyo propósito era encontrar un pasaje de mar, ya que el estrecho de tierra de Panamá tenía serios inconvenientes y no dejaba de ser un obstáculo. Durante el resto de la década, la meta oriental se convierte en una obsesión para Castilla, y Oriente continuó durante ese tiempo como su objetivo final. La fundación de Panamá, el viaje de Magallanes y la expedición de González Dávila y Andrés Niño respondían pues a un plan coherente y a una estrategia estatal que buscaba el mismo objetivo.
Andrés Niño llegó hasta el Golfo de Fonseca, en Honduras, y Gil González Dávila avanzó por tierra hasta Nicaragua, donde se informó de las ventajas combinadas del Desaguadero, o río San Juan, un río navegable que salía al Caribe, y de los grandes lagos nicaragüenses, separados del Pacífico por un estrecho istmo. ¿Sería éste el paso que se buscaba? Estas noticias, sumadas a los triunfos de Hernán Cortés en México, desviaron el interés de Panamá hacia el norte de Centroamérica, por donde se esperaba encontrar ricas civilizaciones como la de los aztecas y el anhelado paso de mar.
PANEL 3 (C ) LA BÚSQUEDA DEL PASO Y LA BATALLA DE HONDURAS (1521-1526)
Queriendo ser los primeros en llegar a fin de asegurar su posesión, y alegando derechos jurisdiccionales, varios grupos de conquistadores ponen su mira en Honduras. Desde Panamá, Pedrarias Dávila se traslada a Nicaragua, donde se establece como gobernador, y envía a Honduras una expedición al mando de Francisco Fernández de Córdova para reconocer el territorio y descubrir el paso. Desde el Norte, Hernán Cortés envía a Cristóbal de Olid. A su vez, nuevamente Gil González Dávila, a nombre de la Audiencia de Santo Domingo, organiza otra expedición marina que sale de La Española y se dirige a Honduras, desembarcando en Puerto Caballos.
Cada una de estas expediciones pretendía representar derechos legítimos y estaba preparada para enfrentar a quien se le opusiera. El escenario estaba montado para el conflicto. Olid traicionó a Cortés y fue ajusticiado. Fernández de Córdova también fue acusado de traición y Pedrarias ordenó ejecutarlo. Gil González Dávila fue capturado y enviado preso a México. Cortés envió más hombres a Honduras, para que impidieran los avances de Pedrarias, y él mismo, temeroso de otra traición, encabezó una expedición que fue uno de sus peores errores. En un combate fue herido en el rostro y regresó de Honduras con las manos vacías. Durante esos años y las décadas siguientes, hasta principios de la de 1560, toda América estuvo sacudida por hechos sangrientos entre los conquistadores, con numerosos combates entre ellos mismos e incontables traiciones y asesinatos. Honduras no escapaba a la regla.
La búsqueda del paso, y los choques entre los conquistadores, habían convertido a Honduras en el nuevo teatro de operaciones de la Conquista. Pero no se encontró el pasaje terrestre o de mar. El fracaso de los distintos grupos expedicionarios fue total: la mayoría de los poblaciones que se fundaron en medio de la turbulencia quedaron abandonadas, y aprovechando los choques entre los españoles, la resistencia indígena recrudeció, ocasionando más muertes entre españoles y nativos. Fueron años perdidos para la conquista de Honduras. Desmentida la existencia del pasaje interoceánico y su fama como país de grandes riquezas, muy pocos conquistadores quisieron permanecer en la nueva colonia, y los que lo hicieron sobrevivían de mala manera. Pedrarias continuó en Nicaragua, donde muere ya anciano, y Cortés se regresó a México, desencantado de su fracasada experiencia hondureña.
PANEL 3 (C ) CONCLUYE LA CONQUISTA
Perdido el interés por Honduras, ya que no había llenado las expectativas como pasaje interoceánico, la nueva colonia se aboca a un proceso turbulento de luchas intestinas entre los propios conquistadores, y de frecuentes enfrentamientos con los indios. Sometidos los nativos después de años de luchas sangrientas, se inicia un proceso de consolidación y organización territorial, aunque no menos convulso. La guerra entre indios y españoles se prolongó por varios años, ocasionando una devastación demográfica entre los nativos, tan catastrófica como la que había ocurrido en Las Antillas y Panamá. Fue una de las catástrofes demográficas más devastadoras de la Conquista de América.
Muertos por millares durante los combates, o por epidemias ocasionadas por enfermedades contagiosas llevadas de Europa contra las que no tenían resistencias biológicas, y arrastrados por millares en cadenas para venderlos como esclavos en Panamá, Nicaragua, Perú o Las Antillas, la población indígena disminuyó aceleradamente. A estas causas se agregaron otras no menos graves, como exceso de trabajo, malos tratos, y la violenta agresión contra su sistema de vida y medios tradicionales de subsistencia. De esa manera, la población indígena virtualmente desapareció, y el país quedó casi vacío de habitantes. Sin indios que repartir, muchos colonos tuvieron que sobrevivir a duras penas teniendo que trabajar con sus propias manos. La colonia se enfrenta a un severo déficit demográfico y sus posibilidades futuras eran mínimas.
Sin el recurso de servir como ruta interoceánica, y con muy pocos indios como fuerza de trabajo, una vez asegurada la Conquista, los colonos tuvieron que buscar afanosamente un “producto motor”, un recurso salvador, que los vinculara al mundo exterior, permitiéndoles alguna prosperidad. Y en esa época ningún producto era más buscado ni deseado que los fabulosos metales preciosos. Los tendría Honduras?