PANEL 7 (A) EL CLIMA PRE-INDEPENDENTISTA

            La independencia de Hispanoamérica fue un proceso muy complejo cuya maduración demoró toda una generación. El caso de Centroamérica fue típico. Aunque al nivel de las élites y las minorías educadas, había empezado a producirse un cambio de mentalidad a partir de la independencia de Estados Unidos en 1776, y de la revolución francesa de 1789, movimientos estos que planteaban principios  revolucionarios en materia de derechos ciudadanos, el hecho que realmente precipitó la independencia fue la ocupación de España por Napoleón Bonaparte y el colapso de la dinastía Borbón en 1808.

            Al iniciarse las guerras napoleónicas en la década de 1790 el comercio entre España y las colonias americanas quedó interrumpido, lo que estimuló el contrabando sobre todo con Inglaterra. Guatemala, y a través de ésta Honduras, intensificó sus intercambios vía Belice.  Los vínculos económicos con España virtualmente desaparecieron.

            Hasta entonces, se habían producido protestas por los monopolios estatales, que se consideraban excesivos, y los criollos resentían su desplazamiento del poder político debido a las reformas borbónicas; pero el descontento no iba mucho más allá de las protestas y no se habían planteado en serio alternativas radicales. Las pretensiones separatistas habían sido poco enérgicas y nunca tuvieron muchas posibilidades de éxito.

            Sin embargo, la invasión napoleónica a España en 1808 y la abdicación forzada de Carlos IV y luego de su hijo Fernando VII, creó una situación irreversible, y casi inmediatamente en toda Hispanoamérica empezaron a producirse o bien conatos de independencia y alzamientos armados,  o pronunciamientos en favor de un régimen autonómico. En Guatemala un grupo de criollos, algunos de ellos miembros del Cabildo, formaron una Junta para deponer al capitán general Antonio González Saravia, pero el intento fracasó.

            En Cádiz, como reacción ante la ocupación napoleónica, fueron convocadas unas Cortes en las que participaron representantes de las colonias, algunos de los cuales llevaban detalladas instrucciones donde se planteaban las libertades y derechos a que aspiraban los criollos. En 1812, tras acaloradas sesiones en las que tuvieron una importante participación las colonias americanas (el representante guatemalteco Antonio Lazarrábal fue electo Presidente de las Cortes), se promulgó una Constitución de contenido liberal.

 

PRIMEROS ESTALLIDOS REBELDES EN CENTROAMÉRICA

            Mientras tanto, en Centroamérica continuaron produciéndose varios movimientos insurreccionales. En 1811 en San Salvador se produjo un  alzamiento contra el régimen colonial, dirigido por el cura José Matías Delgado. A principios de ese mismo año, en Tegucigalpa y en Comayagüela se produjo una revuelta indígena contra las autoridades españoles, y a fin de año, en Granada, Nicaragua, se sublevó el pueblo, exigiendo la deposición inmediata del gobierno español.

 

PANEL 7 (B) ANEXIÓN A MÉXICO E INDEPENDENCIA

            La independencia de Centroamérica llegó como secuela de los acontecimientos de México, donde el Coronel Agustín de Iturbide había sofocado la insurrección popular  iniciada en 1810 por el cura José María Morelos y por Miguel Hidalgo, e inició su propia revolución “desde arriba”. El 24 de febrero de 1821 proclamó el Plan de Iguala que, concedía a todos los habitantes, sin importar su casta, a la condición de ciudadanos, el clero conservaba sus fueros y propiedades, los empleados públicos mantenían sus cargos, a los militares se les abría una carrera de ascensos, a los ricos se les respetarían sus propiedades, a los monárquicos se les prometía el retorno al trono de Fernando VII, y se atrajo a los antiguos insurgentes con la promesa de la Independencia absoluta. Las adhesiones no demoraron y el 27 de septiembre de 1821, Iturbide entró triunfante a la ciudad de México para proclamar la Independencia. Nacía así el Imperio Mexicano, y si lo aceptaba, su trono lo ocuparía Fernando VII o algún heredero suyo. Poco después invitó a los países centroamericanos a que se adhirieran al Plan de Iguala.

            La primera provincia en adherirse el Plan y declarar su Independencia fue Chiapas, entonces parte de la Capitanía General de Guatemala. Pero las adhesiones de las demás provincias fueron más complejas y difíciles, poniéndose en evidencia los conflictos regionales, incluso entre las principales ciudades de una misma unidad administrativa. En Guatemala, donde existía una fuerte inclinación por la Independencia, hubo al principio fuertes resistencias a unirse al Imperio Mexicano, aunque finalmente se adhirió el Plan. Ciertos países se sumaron al Plan para librarse de la hegemonía guatemalteca, otros se inclinaban por la independencia total. Comayagua se inclinó abiertamente por la anexión al Imperio, no así Tegucigalpa, y reviviendo viejas rivalidades  estuvieron a punto de irse a las armas. Finalmente, toda Centroamérica quedó anexada al Imperio mexicano.

            Pero esta anexión fue de corta duración, pues el Imperio Mexicano se derrumbó en 1823, y el 1º de julio de ese año, una Asamblea Nacional Constituyente reunida en Guatemala proclamó la Independencia absoluta de Centroamérica de la “antigua España, México, y cualquier otra potencia, así del antiguo como del nuevo mundo”. La Asamblea votó por organizar el territorio como una República Federal bajo el lema “Dios, Unión y Libertad”, y con el nombre de Provincias Unidas de Centroamérica.

 

PANEL 7 (C) LA REPÚBLICA FEDERAL DE CENTROAMÉRICA

            La República Federal fue de corta duración y estuvo agitada desde temprano por la violencia y la confrontación armada. Muchos factores conspiraban contra el ideal federalista: los Estados centroamericanos se encontraban aislados y mal comunicados, la economía padecía de una debilidad estructural, sin productos de exportación rentables y con escasas opciones en perspectiva; además, la población estaba mal distribuida, afectando la representación proporcional en las Asambleas que se reunían en Guatemala, la capital de la Federación, y las rivalidades históricas existentes entre las provincias y Guatemala no tardaron en enconarse. Para empeorar las cosas, el vacío de poder que dejó España, lo ocupó Gran Bretaña, cuyos apetitos territoriales sobre Centroamérica se hicieron más evidentes, ejerciendo presión para imponer sus intereses y contribuyendo a enfrentar a los centroamericanos. El clero conservador, reacio a perder sus privilegios, tenía una poderosa influencia sobre una masa de población iletrada y supersticiosa dispuesta a seguirle ciegamente, dando pie a la aparición de caudillos oportunistas y primitivos ávidos de poder.

            Por otra parte, desde el momento en que se produjo la Independencia de 1821, se habían ido formando dos grupos políticos de orientación ideológica y bases socio-económicas diferentes, que resultaron ser irreconciliables. Por un lado, se distinguían los que estaban poco dispuestos al cambio, aliados al alto clero, cuya riqueza se basaba en el comercio o eran terratenientes con mentalidad feudal. Por otro, los que se identificaban por ser hombres de leyes, eclesiásticos de rango menor, artesanos, o pequeños propietarios, que aspiraban a una sociedad diferente basada en los méritos propios y no en los derechos hereditarios, al ejercicio del voto ciudadano, a la libertad de opinión, a la modernización del sistema judicial y de la educación, y a la abolición de antiguos impuestos coloniales como el diezmo. Eran nacionalistas y defendían el federalismo.

 

MORAZÁN ENTRA EN LA HISTORIA

            Las diferencias se manifestaron  desde temprano dando origen a la confrontación entre los dos bandos en pugna. La sede de la Confederación se fija en Guatemala, y en 1824 se elige como  primer Presidente a José Cecilio del Valle, de filiación conservadora. Sin embargo, tras sórdidas maniobras es depuesto para favorecer al liberal Manuel José Arce, que no tarda en pasarse a los conservadores. En Honduras, el Jefe de Estado electo, el liberal Dionisio de Herrera, entra en conflicto con Arce, y se da inicio a la guerra civil, que estalla en 1826. Arce envía tropas federales para derrocar a Herrera, quien es conducido cautivo a Guatemala.

            Luego de un largo cautiverio, Herrera es liberado en 1829 por su antiguo Secretario de Estado y del Despacho General, Francisco Morazán, quien enfrentó en combate a las fuerzas federales, apoderándose de la capital guatemalteca luego de una campaña bélica de dos años. Fue el comienzo de una prolongada sucesión de confrontaciones militares que mantendrían a Centroamérica envuelta en un torbellino de calamidades y devastación, haciendo imposible la realización del ideal federalista.

 

PANEL 7 (D) EL FRACASO DE LA FEDERACIÓN

            Para 1838, el regionalismo separatista de los Estados, las guerrillas de Carrera, las amenazas inglesas y la reacción de los grupos conservadores hacían agonizar la República Federal.  En 1839 el Congreso se había disuelto. Y en febrero de ese año, al concluir el período constitucional de Francisco Morazán, no existía ningún órgano oficial para nombrar un sucesor. Ese año las fuerzas contendientes se organizan para un enfrentamiento final, y en marzo de 1840 Morazán es derrotado por Rafael Carrera. La Federación llegaba a su fin.

            Morazán se exilia en Panamá, donde escribe sus Memorias y su Manifiesto al Pueblo Centroamericano, escrito en David el 16.VII.1841, donde analiza la personalidad de Carrera, al que califica de “salvaje”, “monstruo”, y “asesino”; luego viaja a Perú, para nuevamente retornar a Centroamérica con sus más fieles seguidores al ser informado de las pretensiones británicas de apoderarse del puerto de San Juan del Norte, en Nicaragua. En un desesperado intento por defender a su patria de la codicia extranjera, organiza un pequeño ejército y es nombrado Jefe del Estado costarricense.  Pero es derrotado en combate en Costa Rica por las fuerzas conservadoras aliadas a los británicos y fusilado en San José el 15 de septiembre de 1842. La última esperanza de restaurar el Gobierno Federal se desvanecía para siempre.