Entre otros pintores importantes del período colonial podemos mencionar a Blas de Mefa (Meza), pintor de origen guatemalteco aunque toda su obra se encuentra en Honduras, por eso se le puede considera hondureño; la influencia que Mefa tuvo en la pintura hondureña es innegable; influenciado por la pintura italianizante, ejecutó toda una serie de lienzos y tableros en maderas para diferentes templos de la Alcaldía Mayor de Tegucigalpa y Comayagua; han llegado hasta nuestros días las pinturas (lienzos sobre madera) ejecutados en dos retablos en la Iglesia Los Dolores de Tegucigalpa y en el retablo mayor de la Iglesia de Santa Ana de Ojojona. Este pintor trabajó entre 1714 y 1741.
Otro pintor importante de la época es Zepeda, de él sólo se conoce su apellido. A este pintor se debe el “San Miguel Arcángel” que se encuentra en la Iglesia San Francisco, esta iglesia, fue durante los siglos XVII y la primera mitad del siglo XVIII, la más rica de las iglesias del Real Minas de Tegucigalpa. Siempre en el siglo XVIII, aparece trabajando en Tegucigalpa otro pintor del cual también sólo se conoce su apellido, el pintor se llama Qubas, contemporáneo de Miguel Gomes y del cual pueden admirarse algunos lienzos en la Catedral de Tegucigalpa.
En Comayagua, destacan los pintores Antonio Pérez y Antonio Alvarez; este último, elaboró ocho pinturas con escenas de la vida de la Virgen casi en tamaño natural y que adornan el retablo del Sagrario. Alvarez es un pintor notablemente influenciado por la pintura sevillana de principios del siglo XVII. Es importante destacar que muchas de las pinturas de la época son anónimas y en algunos casos copias de los grandes maestros como la obra “El Martirio de San Bartolomé”, pintado por Rivera; esta pintura también tiene semejanza con “El martirio de San Bartolomé” pintado por Palomino.
