Nuestros espacios de exhibición son escasos. Dentro de ellos podemos destacar al Museo para la Identidad Nacional (MIN), Centro de Arte y Cultura de la UNAH (CAC-UNAH), La Fundación para el Museo del Hombre Hondureño, Centro de Artes Visuales de Arte Contemporáneo “Mujeres en las Artes”, Galería Nacional de Arte, El Instituto Hondureño de Cultura Interamericano (IHCI), El Instituto Hondureño de Cultura Hispánica, La Alianza Francesa, Centro Cultural Sampedrano y el Centro Cultural de España; también tenemos 12 casas de la cultura diseminadas en distintos puntos del país pero hasta ahora han sido concebidas para exhibiciones populares de distinta índole
Nuestros espacios de exhibición presentan una característica: no son apropiados para organizar muestras contemporáneas. El arte contemporáneo por la eclosión de sus propuestas necesita de espacios más acorde con la naturaleza plástica de los nuevos lenguajes que se caracterizan fundamentalmente por la intervención del espacio exhibitivo. Nuestros artistas contemporáneos han visto frustrados varios de sus proyectos por no existir aún lugares apropiados para mostrarlos; a lo sumo se tienen que conformar con mostrar una maqueta de lo piensan realizar y es en el extranjero donde terminan realizando sus propuestas, dejando al público hondureño sin la oportunidad de ampliar sus horizontes estéticos; aun así, los trabajos museográficos al interior de nuestras salas han procurado mostrar con idoneidad proyectos contemporáneos que se han vistos solventes en el espacio de exhibición pero no es la constante. Ahora bien, el hecho de que nuestras salas no tengan las mejores condiciones para exhibir arte contemporáneo, no significa que puedan ser utilizadas para mostrar lo mejor de nuestra tradición pictórica y promover desde sus espacios a aquellos artistas que encuentran en el arte estrictamente pictórico su forma de expresarse. Siempre he creído que nuestros museos o galerías deben servir para conciliar nuestras producciones y no para enfrentarlas, es la calidad de las obras, no las preferencias estéticas, las que van a determinar cuáles de ellas pasarán a formar parte de nuestro patrimonio artístico.
