Arte rupestre y demás representaciones artísticas de la época precolombina de Honduras

 

El arte rupestre es una de las primeras representaciones artísticas de las cuales tenemos testimonio a nivel mundial. Son señales que tenemos de los primeros asentamientos humanos de cazadores-recolectores (la primera organización social existente) plasmados en cuevas, abrigos, paredones etc. Que representaban  experiencias cotidianas y rituales de su vida en la comunidad. El arte rupestre se englobaría dentro de la cultura expresiva (Kottak 2011). Pero este tipo de arte va más allá de lo estético, o de lo que podemos observar, es el pensamiento ritual, colectivo, místico de poblaciones que no están más con nosotros.

Si vamos a hablar de arte rupestre, me parece necesario conceptualizarlo. Etimológicamente “rupestre” proviene del latín “rupes” que significa  piedra, por lo tanto, arte rupestre significa arte en la piedra, o representación en la piedra (Rodriguez Mota y Figueroa s.f.). Pero el concepto va más allá de eso, pues el arte rupestre, es todo un mundo simbólico plasmado en imágenes con el fin de transmitir conocimiento a futuras generaciones, es decir, es el pensamiento humano de la época plasmado en la superficie, la forma que tenían de ver el mundo, su cosmovisión, sus historias, sus grandes hazañas etc. Esto se ve reflejado en su ubicación pues el arte rupestre se ubica en lugares que pudieron haber sido de uso ritual, sagrado o mágico. No siempre estuvieron en medio de la actividad social. Sin duda todo lo anterior  plantea un gran reto en la interpretación, descripción, y propuestas de análisis, pues su estudio pone en la mesa del debate toda una reconstrucción simbólica de culturas que desaparecieron.

La interpretación del arte rupestre, como se mencionó anteriormente, es un verdadero reto, pero hay ciertas pautas o categorías que ayudan a su análisis descriptivo, a lo que me refiero es que hay ciertos elementos que poseen estos relatos artísticos que ayudan a su interpretación, nos ayudan a comprender por lo tanto, esa historia mágica o simbólica que nos querían mostrar en su momento.  Dentro de esos rasgos encontramos la forma humana ya sea femenina o masculina (antropomorfas), animales o rasgos de animales (zoomorfas) “En Honduras tenemos representaciones de seis familias de animales: mamíferos, aves, reptiles, anfibios, peces e insectos” (Rodriguez Mota y Figueroa s.f.), combinaciones de ambas, figuras de plantas que por cierto hay muy pocas en el arte rupestre hondureño (fitomorfas) y figuras geométricas que son la más amplia gama de estilos que se puede encontrar en nuestro arte rupestre, que en su conjunto, son piezas claves para entender la cultura, esto funciona si concebimos el fenómeno artístico “como una realidad de carácter universal que forma parte del contexto cultural de todas las sociedades humanas del pasado o del presente” (Franch Alcina, 1980).

Ya centrándonos más en el territorio hondureño, estudios antropológicos han clasificado el arte rupestre en dos grandes categorías: pinturas y petrograbados. En el siguiente apartado se explicará en que consiste cada uno, así como sus materiales y sus técnicas de elaboración. Tal vez no son tan alejados de las que se utilizan actualmente.

  • Pinturas: Son los más conocidos en Honduras. Este tipo de arte rupestre comprende figuras pintadas sobre la piedra. Claro está que los que se conservan estaban en zonas bien resguardadas de la lluvia y el viento, hay muchas pinturas que se encuentran casi en desaparición y muchas que no sabremos nunca de ellas. Tenemos que entender que la pintura son componentes orgánicos que sucumben ante los efectos del clima.

Las herramientas son muy variantes de la cultura que las utilizó, pues depende mucho de los materiales que se tenía en el entorno, cabello humano y animal, fibras naturales, los dedos etc Son algunos de los materiales utilizados en Honduras. Entre las técnicas que se han reconocido está El Delineado, que es trazar una línea de color y hacer una figura, sin relleno. Otra técnica es la “tinta plana”, o técnica de “cuerpo lleno”, que es un dibujo pero pintado en su interior (Rodriguez Mota y Figueroa s.f.). Otra técnica relacionada con este tipo de arte es la llamada Impresión, que es como un sello, como una impresión sobre la piedra de cualquier objeto, y para esta técnica se pudieron haber utilizado piedras, objetos de barro, tiestos de cerámica etc. Y la última técnica que es la que más se encuentra en el país es el Soplado, en la cual se pone un objeto en la pared y se rocía pintura soplándola a través de algún objeto como una cerbatana, dejando el espacio del objeto, su sombra.

  • Petrograbados: Que comprende el grabado sobre la roca. Es una técnica que también es bastante reconocida en nuestro territorio, más propios de la zona sur del país. “Se trata de grabaciones hechas en la roca, usando un objeto material con características de mayor dureza, que permitiera la abrasión de la roca”. (Pineda y Rodrígez 2011)

Los materiales que se necesitan deben de ser lo suficientemente resistentes para perforar o marcar la piedra, y permitir el diseño con los objetos, por eso se presume que se utilizaban piedras, huesos, puntas de flecha de distintos materiales como la obsidiana etc.

Entre las técnicas se encuentra el Raspado, que básicamente es deslizar el objeto sobre la superficie para crear la imagen. La Incisión, que es un trabajo más fino, más detallado. El Picado, en dónde se va martillando con dos objetos la superficie dejando así el rastro de la representación. Entre otros.

Hablemos de color. El arte rupestre tiene colores característicos, porque no había toda la gama de colores que conocemos hoy en día, todo dependía del entorno, de dónde y cómo podían extraer color. “En Honduras, los colores que fueron utilizados para la creación de representaciones rupestres y que conocemos hasta la fecha son: rojo, negro, blanco, amarillo, verde, azul y morado” (Rodriguez Mota y Figueroa s.f.) Si somos un poco detallistas nos damos cuenta de que la mayoría son colores tierra, o colores vegetales, de sangre, grasas de animales etc. Claro, hay colores que por las presiones climatológicas o biológicas se van alterando (por ejemplo la oxidación, cuando un hongo se va comiendo el abrigo o paredón) y muchas obras cuesta definir si fueron pintadas así originalmente, o si quedaron marcadas por el tiempo.

Leyendo todo lo anterior ¿Acaso no es increíble como cada cultura se adapta a su condición, a su época, a su entorno para plasmar estas representaciones simbólicas exquisitas? El arte rupestre, a pesar de ser un fenómeno mundial, tiene características muy específicas.

Antropológicamente, hay varios teóricos que se han ocupado de estudiar estos temas ecológicos, entre ellos Roy Rappaport, Lesly White, Julien Stewart los cuáles promulgan teorías de la ecología cultural. Nos hablan sobre como el ser humano se adapta a su entorno y a partir de ahí crean su cultura, es decir, como la naturaleza condiciona a la cultura. Para Leslie White “La finalidad de la ciencia y el arte es una: Hacer intangible la experiencia, es decir, ayudar al hombre a adaptarse a su medio para que pueda sobrevivir” (Franch Alcina 1980). Si el arte es un reflejo cultural, entonces podemos concluir que la naturaleza condiciona el arte. Por esta razón, el arte rupestre tiene una cualidad humana e individual, por lo que su interpretación es tan específica, que pocas veces logra ser precisa.

En el contexto hondureño, es difícil saber que culturas o a quienes pertenecían las muestras de arte rupestre que podemos encontrar ya que pertenecieron a los primeros asentamientos humanos que ya desaparecieron, junto con sus descendientes. Hay algunas un poco más recientes que se asocian a los Chortís, y a los pueblos que se asentaron en la zona de la Moskitia. Lo que ahora vemos son investigaciones en sitios arqueológicas que comprenden dentro de ellas este tipo de arte. También se debe a que Honduras es la cuna de dos tradiciones culturales bastante fuertes, el área mesoamericana y el área intermedia y la transición entre ambas, lo que hace aún más difícil caracterizar cada sitio con una cultura en específico.

Entre los sitios registrados por el Proyecto de Arte Pupestre (PARUP) del Instituto Hondureño de Antropología e Historia ha registrado un total de 4 circuitos que contemplan 16 sitios (Rodríguez Mota y J. 2007)