Inspirados por Ramón Rosa y sus discípulos se perfiló una imagen de la historia patria sobre la base de la defensa de su soberanía y la exaltación de sus símbolos y próceres. Se encargaron estatuas para adorno cívico de las plazas como la estatua ecuestre de Morazán para el parque central de Tegucigalpa, encargada a escultores franceses.