Los años setenta se caracterizan por ser una época de grandes conflictos sociales, pero sobre todo de respuesta social que también involucró la actividad de los artistas, en ese contexto, creadores de diferentes especialidades se reúnen en el viejo convento de la Merced y articulan uno de los movimientos artísticos de mayor trascendencia en el país, nos referimos al Taller de la Merced, dicho Taller tuvo vigencia entre los años de 1974-1976: allí se reunían trabajadores del teatro, de la música, poetas, ensayistas y artistas plásticos, siendo estos últimos, los que le imprimen un sello particular al histórico Taller. Este movimiento plástico es el que expone en toda su magnitud el carácter moderno de la plástica hondureña; la tradición moderna iniciada con Pablo Zelaya Sierra pega un salto cualitativo con los artistas organizados en el taller de la merced. Las obras de los mercedarios nos ofrecen un panorama de la situación social del momento, pero además proponen un lenguaje artístico rebelde, un afán de experimentación y una absoluta voluntad de acabar con aquellas nociones de arte que ya no cabían en aquel contexto de convulsión social y política.  

El grupo de los llamados “Mercedarios” estuvo integrado por Virgilio Guardiola, Ánibal Cruz, Felipe Burchard, Luis Hernán Padilla, Víctor López, Dino Fanconi, Lutgardo Molina, Exequiel Padilla y Cesar Rendón. A continuación ofrecemos para este guion museográfico una ficha técnica de sus curriculum sin pretender agotar con ello la dimensión extraordinaria de sus hojas de vida.